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Para Juan Carlos Díaz visitar al doctor de cabecera en California, su lugar de residencia actual, es casi imposible porque no sabe hablar ni español ni inglés. El señor habla mixteco.
En la mayoría de ocasiones, Díaz prefiere no ir a las consultas preventivas por vergüenza, porque sabe que su doctor no le entenderá. Incluso llenar una forma con sus datos le es difícil, porque su lenguaje no aparece en las opciones.
El mixteco es el lenguaje de los pueblos indígenas mesoamericanos de México que habitan la región conocida como La Mixteca de Oaxaca y Puebla, así como la Región de la Montaña y la Costa Chica del estado de Guerrero.
No obstante, este lenguage ha cruzado fronteras. Estados Unidos alberga a más de 20,000 hablantes de diferentes lenguas indígenas, de los cuales la población más grande reside en California. Lamentablemente, dicen activistas a favor de los derechos de estas comunidades, los sistemas estatales actualmente no recopilan datos específicos sobre este grupo demográfico.
“Pero esto (faltar a las consultas) no solo me sucede a mi, le sucede a muchas personas que ni siquiera pueden obtener otros tipos de servicios relacionados”, dijo Díaz mientras una traductora lo ayudaba.
Sin embargo, la medida de ley SB 1016 podría cambiar el curso de este sector en los siguientes años si es firmada por el gobernador Gavin Newsom. El pasado 18 de septiembre, varios activistas y personas indígenas de la comunidad del sur de California, salieron a pedirle al gobernador que haga la diferencia con su apoyo.
Este proyecto de ley requeriría que los departamentos recopilen de forma anónima datos más específicos sobre raza, etnia e idioma para desagregar los datos de salud de las comunidades latinas e indígenas en California, y empezar a trabajar en estrategias para ayudarles específicamente.
La senadora Lena González (D-Long Beach) presentó en febrero el proyecto de Ley de Reducción de las Disparidades de las Comunidades Latinas e Indígenas, “como objetivo para descubrir las disparidades de salud y otras necesidades relacionadas”.
Tras presentar el proyecto, González dijo que los latinos representan el 40% de la población de California. Se encuentran entre las poblaciones con mayor diversidad cultural, lingüística y racial de los Estados Unidos y tienen diversos resultados de salud. Sin embargo, “el estado sigue tratando a esta población como un monolito e ignora los diferentes resultados de salud y vida de los subgrupos latinos en función de sus diferencias en etnia, cultura e idioma”, dijo la senadora Lena González, del Distrito 33.
“SB 1016 da el primer paso crítico y necesario para descubrir tendencias y disparidades potenciales que a menudo están ocultas en números agregados para latinos e indígenas mesoamericanos en California”.
La Oficina del Censo de los Estados Unidos informó recientemente que es probable que más de 1 de cada 4 estadounidenses sea latino para el 2060.
Con estos datos, los activistas locales están haciendo los últimos intentos para convencer al gobernador a firmar, inclusive le entregaron un manto indigena de Guatemala, de colores vino, amarillo azul, un símbolo cultural adornado con postales y mensajes de apoyo a la SB 1016.
El mantel de casi dos metros tiene fotografías de la comunidad indigena, recordando al gobernador que hay gente que necesita servicios, que viven en California y aportan al mismo tiempo a la economía local.
La doctora Seciah Aquino, directora ejecutiva de Latino Coalition for a Healthy California (LCHC), dijo que lo que hacía preciosa la ciudad de Los Ángeles, por ejemplo, era su gente y su diversidad pero necesitan ser contados.
California es “uno de los hogares más grandes de la comunidad indigena mesoamericana en la nación… aun así no son contados”, dijo la doctora.
“Tener acceso a datos no segregados ayuda a los estados, los gobernantes y los que tienen el poder de tomar las decisiones a crear políticas que sean intencionales y efectivas. Más que todos nos ayudan a salvar vidas”, dijo Aquino dando como ejemplo a una cifra alta de pacientes hispanos enfermos y muertos por el COVID-19, y que aún continúan con las secuelas de salud y economía, todo porque “los datos no están ahí para ayudarles”.
Un esfuerzo similar se aprobó por unanimidad en la legislatura el año pasado, pero fue vetado por el gobernador Newsom, quien le atribuyó la responsabilidad al gobierno federal, que actualmente está actualizando los estándares de raza y etnia, lo que estancó la propia capacidad de California para crear estándares de datos más transparentes.
Al esfuerzo del miércoles se unió Odilia Romero, directora ejecutiva de Comunidades Indígenas en Liderazgo (CIELO), quien sostuvo que de San Diego al norte de California, tanto en las áreas rurales como urbanas hay comunidad indigena.
“Tener datos sobre los pueblos indígenas en California dará visibilidad a nuestras comunidades, a menudo invisibilizadas por la narrativa latina dominante, que nos etiqueta bajo un mismo paraguas y no tiene en cuenta los muchos idiomas, orígenes y tradiciones. Si no existimos en los números, no existimos en absoluto”, dijo.
De acuerdo con los activistas, las comunidades indígenas mesoamericanas a menudo se ven obligadas a identificarse como “latinas”, lo que borra su identidad como los primeros pueblos de este continente.
México tiene 68 grupos étnicos indígenas con sus propios idiomas únicos, y estos idiomas indígenas se hablan en escuelas, hogares y lugares de trabajo en toda California.
Vanessa Terán, directora de pólizas de the Mixteco/Indígena Community Organizing Project (MICOP), dijo que cuando se discute acerca de factores de salud es crucial analizar las condiciones donde la gente nace, crece, trabaja y envejece, ya que estos estos factores influyen en la salud.
“Solo con estos datos podemos avanzar en la lucha contra la inequidad en materia de salud”, dijo enfatizando hallazgos de MICOP sobre las disparidades de salud dentro de la comunidad indigena.
“La cobertura de seguro de salud es escasa: el 85% de los miembros de la comunidad carece de seguro de salud; muchos nunca han recibido atención médica primaria y menos de la mitad de ellos se han sometido alguna vez a un examen físico con el 46%; sólo el 35% ha logrado tener un examen dental y un 16%, a un examen de la vista. El 64% no ha tenido comida en su mesa y ha experimentado hambre durante el año”, dijo Terán.